Algunas calles en el centro de Bogotá aún conservan nombres curiosos tales como Cara de perro, La Fatiga, El Cajoncito, Las Culebras, El Pecado Mortal, Patio de las Brujas y Del Divorcio. El Virrey Manuel Guirior, fue quien ordenó a los respectivos alcaldes ponerle un nombre a las calles y un número a las casas el 10 de noviembre de 1774, para ello se usaban nombres de Santos y de las personas que habitaban en la ciudad. Con los nombres de las calles salían a relucir las creencias, recuerdos heroicos y sus románticas evocaciones.
También el recuerdo de la gesta conquistadora aportó nombres de calles, a los que responden las de Quesada, de Galeano, de Borjas y de la Conquista. Las leyendas también se representaron en los nombres de las vías: del Pecado Mortal, del Mal Ladrón y del Panteón.
En el centro de Bogotá también hay espacio para las emociones, y por eso existen las calles del amor, de la Esperanza, del Agrado, de la Alegría y de la Paz y De la Fatiga, de los Dolores, del Afán y de la Agonía.
Hoy en día es muy difícil localizar en las calles numeradas los nombres de pila, que suman más de 200. La pérdida de los archivos municipales en el incendio de las antiguas galerías borró las huellas; si hoy se pudieran seguir sabríamos todos los secretos de las calles de esa época desaparecida.
La Calle del Puente de Lesmes debió su nombre al puente que construyeron en la época, hoy soterrado construido sobre el río de San Agustín. Por otro lado, la Calle del Embudo, fue reconocida así porque las aceras de esta calle forman un ángulo agudo cuyo vértice queda al norte. Con el asentamiento de las primeras herrerías de Santa Fe, fue reconocida la Calle de los Herreros.
Existe la Calle del Silencio. Fue nombrada así por haber sido en tiempos coloniales, la más silenciosa de las calles de Santa Fe.
Otra es la calle de Buena Vista obedeció su nombre al espléndido panorama que desde allá se divisa, esto, a pesar de las altas edificaciones modernas.
La calle de las Culebras, recibió este nombre debido a que cerca tiene varios riachuelos, que a su vez contenían serpientes, quienes inevitablemente terminaban metidas en las casas cercanas.
La Calle Sola , es llamada así porque era una calle poco habitada y desierta, razón por la que adquirió este apodo. Otra de las calles es La Cajita de Agua se llama así porque allí se ubicó la fuente del agua comunitaria para los habitantes de la zona. El Triunfo es otra calle donde estaban algunas edificaciones importantes de la época, entre ellas el Camarín del Carmen. La Calle de la Paloma,se llama así porque dicen que en sus casas hay tesoros escondidos.
También está La Calle de la Palma debió su nombre a una palma que estaba casi recostada en una de las paredes del Monasterio del Carmen y que ocupaba entonces toda la acera occidental de la cuadra. Está La Calle del Cubo que lleva ese nombre porque allí estaba ubicado el Molino de la época, otra es La Calle de la Enseñanza, conocida por ser la zona que albergó el primer colegio para señoritas.
La Calle de la Artillería, su nombre es debido a que una colombiana el 20 de julio de 1810 una apoyó al Ejército y cuando el pueblo avanzaba sobre el cuartel reunió a muchas mujeres. Allí, en presencia de todos, tomó la mano de su hijo, y lo bendijo diciéndole: “Ve a morir con los hombres, nosotras las mujeres marcharemos adelante, presentemos nuestros pechos al cañón, que la metralla descargue sobre nosotras y que los hombres que nos siguen y a quienes hemos salvado en la primer descarga pasen sobre nuestros cadáveres”.
Existen muchas historias por conocer sobre los nombres de las calles de la antigua Santa Fe. Todas han sido testigo por años de todo lo que ocurrió y ocurre en la ciudad.
Fuente: Diana Carolina Duarte Martínez,Redactora Bogota.gov.co - Alcaldía Mayor de Bogotá